Golf

El estadounidense Bubba Watson volvió a coronarse como campeón del Masters de Augusta por segunda vez en su carrera después de un torneo emocionante y en el que supo mantener la distancia con sus perseguidores en el transcurso de la última jornada. Miguel Ángel Jiménez firmó una soberbia actuación y acabó cuarto, a tan solo cuatro golpes del ganador.

 

La jornada se puso de cara para el texano Jordan Spieth. Con una salida abrumadora, se colocó con ocho bajo par, con dos golpes de ventaja sobre Watson. Sin embargo, los 20 años de Spieth se iban a dejar notar a partir de ese momento. Varios errores del prometedor golfista, igualaron la pugna con Watson, que se adelantó de manera definitiva cuando Spieth, al que el propio Bubba Watson había “apadrinado”, mandó su bola al lagoen el hoyo 12, en un arriesgado intento de acercarse directamente a la bandera del Green. A pesar de su talento, el hoyo le obsequió con un bogey. Su rival se aprovechó de las circunstancias y apretó el acelerador. Un birdie en el 13 (par 5) asentó de manera definitiva la victoria, poniendo tres golpes de ventaja entre ambos.

Al final de la prueba, Bubba lloró al verse entre los mejores, ya con dos chaquetas verdes en su haber. Ese honor lo puede compartir tan solo con Tiger y Mickelson en la época más contemporánea del golf.

Entre el orgullo por el gran torneo realizado y la inequívoca sensación de que una enorme oportunidad se le había escapado entre las manos, Miguel Ángel Jiménez completó un nuevo gran día en Augusta. Sus errores en los hoyos iniciales, que saldó con un par de bogies, le alejaron del título pero aún así mantuvo la compostura y logró enderezar el rumbo, firmando una tarjeta al alcance de pocos. A sus 51 años, él mismo reconocía que es el grande que más cerca ha estado de ganar. Los 284 golpes con que finalizó en Augusta son un motivo más de esperanza para esperar una guinda de tal calibre para su destacada trayectoria. El año que viene, por lo pronto, se ha ganado su derecho a repetir la experiencia.