Pablo Larrazábal consiguió una victoria con sabor a campeonato del mundo en Abu Dabi, el evento con el que el español arrancaba la temporada. El golfista de Barcelona se llevó un torneo delante de Phil Mickelson y Rory McIlroy, dos de los jugadores referencia en el golf mundial actual, números 5 y 7 del mundo, para conquistar el éxito más importante de su carrera, una de las tres piezas que jalonan su palmarés junto con el Open de Francia de 2008 y el BMW Internacional, en un desempate contra Sergio García, en 2011.
Pablo firmó una tarjeta final de 67 golpes que le dieron el triunfo por un golpe de ventaja sobre el norirlandés, con el que compartió partido, gracias a seis birdies y un bogey, en un día donde el viento complicó más aún el trazado del Golf Club de Abu Dabi, acondicionado para esta semana con un severo rough. La presencia de McIlroy en el hoyo final no asustó a Larrazábal, que jugó una magistral madera 3 de segundo golpe que rodó hasta fabricarse una opción para eagle. No lo logró, pero bastó el birdie.
Larrazábal, de 30 años, había arrancado el día a tres golpes del líder, el escocés Craig Lee, que se vio desbordado ante la posibilidad de ganar su primer torneo, y a uno de Mickelson, el estadounidense que gobernó hasta que en uno de esos lapsus que han lastrado su fantástico palmarés tuvo una escapada por la izquierda en el hoyo 13 se fue a unos matorrales y terminó pagándolo con un triple bogey. Apenas tenía terreno para remontar, pero no desistió hasta la casa club.
Entonces, y a pesar de la carga final de Rafa Cabrera –sensacional el canario que con 68 golpes acabó cuarto-, Pablo dio el paso al frente. Pudo sentenciar en el hoyo 16 cuando su bola tocó el hoyo para birdie, pero tuvo que esperar al par 5 del hoyo 18 para asegurarse que ganaría ante dos de los últimos cinco ganadores de Majors.
Mientras Larrazábal lo celebraba, McIlroy se acordaría seguramente de la mala aplicación que hizo de la regla de dropaje sin penalización en el hoyo 2 de la jornada del sábado, que le costaron dos golpes a la postre fatídicos.
El joven que hace más de una década hizo de caddie a su hermano Alejandro en el Masters de Augusta se aproxima a la meta que al final de una jornada de aquel torneo anunció: «Algún día jugaré aquí», expuso. Va camino. De momento, la victoria le permitirá apuntarse al Mundial match play, primero de los grandes torneos del año que se celebra en Arizona y en el que coincidirá, al menos, con Sergio García, Gonzalo Fernández-Castaño y Miguel Ángel Jiménez.
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