FOTO:PLANETA OLÍMPICO
Por Natalia Freire @ladeporteca
Confieso que hasta hace poco tiempo mi relación con la Gimnasia Rítmica se limitaba a la lectura del libro de Tania Lamarca y Cristina Gallo “Lágrimas por una medalla”. Yo viví aquel hito histórico, aquel Oro Olímpico que convirtió a unas ingenuas niñas en “Niñas de Oro”. Hace unos años tuve la oportunidad de entrevistar a Tania Lamarca en Radio Marca y desde entonces mi interés creció por la Rítmica fruto del cariño y del aprecio que le tomé a la vitoriana. Pero hasta que Rafa Gandía me pidió que me encargara de la Gimnasia en planetaolimpico.es no supe cuanto amaba este deporte.
Lo primero que me pidió fue que entrevistara a Alejandra Quereda. Cualquiera que conozca a Alejandra sabe que es irresistible. Su espíritu, su templanza y su belleza me conquistaron desde el primer momento. Poco a poco empecé a conocer los equipos, las gimnastas individuales, las juniors, los patrocinadores, la prensa especializada…
Con cada World Cup, cada torneo, en el Europeo y en el Mundial fue creciendo mi conocimiento y mi cariño por la Rítmica, hasta el punto de encontrarme llorando de rabia delante del ordenador el día en el que a Carolina Rodríguez se la fue la maza al suelo en el Mundial o de alegría el día que el Conjunto logró un nuevo Oro en Mazas después de quedarse fuera de la Final de Mixto el día anterior.
Con ellas, con las gimnastas, he aprendido que tanto en el tapiz, como en la vida, nunca hay que rendirse. Pero el momento culminante de mi historia de amor con la Rítmica fue el pasado fin de semana, durante el Euskalgym.
Además de conocer una ciudad extraordinaria, tuve la suerte de coincidir con muchas de las personas que me han inspirado, emocionado y maravillado este año. Las calles de Vitoria estaban repletas de niñas venidas desde toda España dispuestas a vivir “la Fiesta de la Rítmica”; porque eso es lo que ha sido Euskalgym, una auténtica fiesta lejos de las polémicas de los jueces, sin presión, sin nervios, sin rivalidad. Sólo Rítmica.
En el Hall del Hotel Lakua, apenas una hora antes de que empezara la Gala, Ganna Rizatdinova, Aleksandra Soldatova y Viktoriia Mazur se maquillaban tranquilamente. Las niñas, sus admiradoras, observaban a una distancia prudencial porque ellas también son gimnastas, gimnastas de Club, y saben que esos momentos son importantes para la concentración, para la relajación necesaria antes de pisar el tapiz. Aún así, alguna no podía resistirse y se acercaba a sus ídolos para pedirles un autógrafo o una foto. Todas se prestaron a hacerse fotos con una, creo, sincera sonrisa y a firmar libros, fotos, carteles… ¡Hasta punteras firmaron!
Camino del Buesa Arena, el ambiente era festivo. Vimos a muchas niñas de los clubes vascos que participaban en la Gala, con sus uniformes y sus moños llenos de purpurina, realizando ejercicios en plena calle, por pura diversión. Entre los bailes, las sonrisas y la purpurina, parecía que la Nochevieja se había adelantado.
Dentro del Pabellón, los patrocinadores trabajaban atendiendo a todo el mundo con amabilidad. En el stand de Dvillena trabajaba toda la familia, literalmente. Padres, hermanos, cuñados, primos… Está claro que esta empresa especializada en punteras y ropa deportiva es un negocio familiar, pero no por eso su trabajo es peor que el de una gran empresa multinacional. Al contrario. Todos y cada uno de los miembros de la familia se esforzaban para que todo saliese perfecto y no sólo por el negocio, que por supuesto que es importante, sino porque aman la Rítmica. Aman este deporte y a sus deportistas. Si no, no se explica tanto esfuerzo con tanta alegría y tanto orgullo por lo que hacen.
Un poco más allá, Marta y Sara, las responsables de la única revista especializada en Gimnasia Rítmica que ya ha cumplido 4 años: Sobre el Tapiz. Estas jóvenes tienen un mérito tremendo. No creo que su trabajo en esta revista les sea rentable económicamente y, sin embargo, lo siguen haciendo, superándose con cada número que publican. Otro ejemplo de amor por la Rítmica.
No pude conocer a las chicas de @InfoRitmica ni a @esteruss pero sé que estuvieron allí. Me hubiese gustado decirles que las admiro. Admiro su esfuerzo para ayudar a la Rítmica a ser más grande, más fuerte.
Y también admiro a María Valero, compañera en marca.com, que siempre ha luchado para que la Gimnasia tenga su hueco en los medios y que es capaz de viajar sola hasta donde sea, incluso en sus días libres, para contar lo que pasa en el mundo de la Rítmica.
Y, qué os voy a contar del público. Familias enteras entregadas a un espectáculo inigualable en belleza y arte. 10.000 personas vibrando y soñando.
Y de las gimnastas, que aunque son deportistas de élite, son amables y cariñosas con la gente. Al término de la Gala, atendieron a todo el mundo, siempre con una sonrisa. El mejor ejemplo de ello, Carolina Rodríguez.
Me niego a pensar que este deporte es minoritario. Somos muchos los que amamos la Rítmica y creo que merece más tiempo en los medios y más reconocimiento de las Instituciones.
En Vitoria he vivido, palpado y saboreado lo que es la esencia de la Gimnasia Rítmica. Me he dado cuenta de que esto no es sólo un espectáculo deportivo, no es sólo un deporte bonito estéticamente, no son sólo unas niñas realizando piruetas sobre un tapiz. La Rítmica es un ejemplo de trabajo en equipo, de esfuerzo para superarse cada día, de lograr objetivos en común, de lucha por un sueño. Es una familia muy grande, que sufre, trabaja y triunfa. Es, desde hace algún tiempo, mi familia. Y es muy grande, en todos los sentidos. La gran familia de la Rítmica.
Planeta Olímpico RadioMarca
Editado por:
OLIDREAM SPORT,S.L
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