Deporte y Cultura

Por Natalia Freire @ladeporteca

El “Thrilla en Manila” fue el tercer y definitivo enfrentamiento entre Joe Frazier y Muhammad Ali celebrado en Manila (Filipinas) el 1 de Octubre de 1975. Fue la mayor pelea de todos los tiempos entre dos colosos del noble arte que vivieron en la Edad de Oro del Boxeo. 

Su rivalidad, su ideología y su forma de vivir y pelear, contribuyeron a dividir aún más a la sociedad estadounidense en la que una parte se rebelaba airadamente en contra de sus reglas y sus gobernantes y la otra reclamaba el orden y las tradiciones más conservadoras. 

Pero además sus nombres han de escribirse con letras de Oro porque los dos fueron Campeones Olímpicos. Uno en Roma en 1960 y el otro en Tokio en 1964. Y los dos fueron también Campeones Mundiales de los Pesos Pesados. Uno entre 1964 y 1978 y el otro entre 1970 y 1973.

Durante estos años se enfrentaron en tres ocasiones. Sus peleas fueron calificadas con nombres épicos y ocupan un lugar de honor en la Historia del Boxeo, especialmente el tercer combate.

En un rincón, Muhammad Ali, el hombre que había deslumbrado con su forma de boxear y había desafiado al mundo del boxeo diciendo que era El Mejor; que, incluso, desafió a su propio gobierno negándose a alistarse en el ejército para ir a la guerra del Vietnam porque se lo impedía su conciencia y por ello fue desposeído de su título de Campeón Mundial de los Pesos Pesados. El hombre que se convirtió en icono hippie y de la lucha por los derechos civiles de los negros. El hombre que cambió de religión y de nombre porque decía que Cassius Clay era un nombre de esclavo y que provocó que mucha gente se rebelase ante las normas injustas.

En el otro rincón, Joe Frazier, un hombre de origen humilde, natural de Carolina del Sur, uno de los lugares de Estados Unidos que más sufría la discriminación racial. De alma sensible, tenía incluso una capacidad creativa suficiente como para dedicarse a la música y montar una banda llamada Smoking Joe And The Knockouts y de cantar estupendas canciones como este “Knock out drop”.

Smoking Joe And The Knockouts - Knock out drop

 

Pero Joe Frazier no era un blando, al contrario. Fue capaz de ganar el Oro Olímpico con un pulgar roto. Y aunque no era muy alto, su figura se agigantaba en el ring. Tenía un gancho de izquierda espectacular pero su mayor atractivo era que tenía un pundonor y una valentía casi temerarios que siempre le hacían ir hacia adelante.

Se cuenta que era buena persona, incapaz de sentir rencor por nadie, salvo quizás, por Mohammad Ali que siempre le acusó de usurpar su lugar de forma ilegítima porque se convirtió en Campeón del Mundo cuando le quitaron el título al negarse Ali a ir a Vietnam.

Frazier carecía de la elocuencia y el don de palabra de Ali y nunca pudo defenderse de forma airosa de los ataques dialécticos a los que le sometía. Mofas y burlas que calaban en la gente y contra las que Joe Frazier poco podía hacer.

El acoso era constante y había que buscar una solución. El propio Frazier le pidió al Presidente Nixon que revocara la inhabilitación de Ali para boxear y le permitiera luchar por recuperar su título. Venciéndole en el cuadrilátero, se acabarían las burlas.

Y así fue. El 8 de marzo de 1971 los dos se enfrentaron en un Madison Square Garden repleto de gente famosa entre los que se encontraban, entre otros, Frank Sinatra y Diana Ross.

Frazier derrotó a Ali a los puntos en un combate que se bautizó como “La Pelea Del Siglo” y que se recordará por el gancho de izquierda que mandó a Ali a la lona en el último asalto que fue, precisamente, el que decantó la pelea a favor de Frazier.

3 años después se celebró la revancha en el mismo escenario en la que venció Ali pero no obtuvo ninguna relevancia porque no estaba el título en juego. Frazier lo había perdido de forma escandalosa ante Foreman y Ali sólo pensaba en arrebatárselo en Zaire, en otra pelea inolvidable de la que os hablaré otro día.

El tercer combate entre Ali y Frazier se llamó Trilla in Manilla porque Ali, que continuaba burlándose de Frazier al que llamaba Gorila y repetía continuamente la frase:

Its gonna be a Thrilla, and a Killa, and a chilla, when i get the Gorilla in Manilla

Muhammad Ali vs Gorilla Frazier

Las tornas habían cambiado respecto a 1971 porque ahora Frazier era el aspirante y Ali el Campeón. Mientras que Ali disfrutaba de la fama y el favor de los medios de comunicación, Frazier se preparaba en silencio acumulando la rabia suficiente como para darle una lección a aquel hombre arrogante, charlatán y engreído.

La pelea estaba pactada a 15 asaltos bajo un calor infernal. Ali pensó que acabaría con Frazier en los primeros cinco asaltos pero éste no achantaba. Recibía golpes impresionantes y continuaba avanzando, conectando golpes que poco a poco restaban confianza al Campeón que se apoyaba en las cuerdas mirando sorprendido cómo, después de sus golpes, Frazier seguía en pie. Frazier se dio cuenta de que podía hacerle daño y dominó el combate durante más de 6 asaltos, del quinto al undécimo.

La gente no podía comprender cómo aquellos dos hombres podían soportar tan enorme castigo.
Ali llegó a decir a los miembros de su equipo que aquello era lo más cercano que había estado de la muerte en toda su vida.

En el decimotercer asalto Ali lanzó un derechazo a la mandíbula de Joe Frazier y le arrancó el protector bucal. Durante el resto de ese asalto castigó la mandíbula de Frazier que no podía esquivar los golpes porque tenía los dos ojos hinchados y, prácticamente, estaba ciego.

En el decimocuarto asalto Ali, que también estaba agotado aunque no tan maltrecho, pudo noquear a Fraizier en muchas ocasiones pero su voluntad le mantuvo en pie.

Al finalizar ese asalto Ali le pidió a su entrenador Angelo Dundee que le quitara los guantes, que no podía más.

Pero fue Eddie Futch, el preparador de Frazier,el que detuvo la pelea al finalizar decimocuarto asalto temiendo que su boxeador muriera en el último.

Al ver que el combate se paraba, Ali se levantó para alzar los brazos en señal de victoria y a continuación cayó al suelo, sin fuerzas. Ali ganó el combate y retuvo el título pero aquella fue la pelea más dura que tuvo que disputar. De hecho, después de aquel combate, Muhammad Ali no volvió a ser el mismo.

Frazier perdió esa batalla pero se ganó el respeto de Ali que se disculpó con su familia y declaró en varias ocasiones que si tuviera que ir a la guerra, quería a Joe Frazier como compañero.

Pero Frazier nunca le perdonó. Quizás lo hubiera hecho si hubiera ganado esa pelea, si Eddie Futch no la hubiese detenido. O quizás habría muerto en el ring aquella dramática noche en Manila que permanecerá para siempre en la historia del boxeo porque lo que allí ocurrió, no fue sólo boxeo.

Documental Thrilla in Manila - John Dower 

 

 

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