Deporte y Cultura

Por Natalia Freire @ladeporteca

Hace unas semanas Diego Armando Maradona cumplió 55 años. Mucho se ha dicho, escrito y filmado sobre uno de los mejores futbolistas de la historia. Javier Martín, Carlos Sorín, Marco Risi y hasta el mismísimo Emir Kusturica han rodado documentales en torno su vida y, en cuanto a los libros, la lista es muy extensa.

El propio Maradona escribió desde su retiro en La Habana, después de estar hospitalizado de gravedad por un problema cardiaco, el libro “Yo Soy el Diego de La Gente” y autores como Sergio Levinsky que escribió el libro “Maradona. Rebelde con causa” o Jimmy Burns con su libro “Maradona: La Mano de Dios” han contado y analizado la historia y la vida de Diego Armando Maradona.

No obstante, dejad que os recomiende un libro que no es tan conocido como los anteriores pero que a mí me llamó especialmente la atención porque no repasa el conjunto de su vida sino una etapa crucial que es, precisamente, la que más de cerca nos toca a los aficionados españoles. Se titula “LA AVENTURA DE MARADONA EN EUROPA” de John Ludden y publicado por T&B Editores.

A través de sus páginas conoceréis innumerables detalles sobre su vida en Europa que abarca dos temporadas en el Barcelona, siete en Nápoles y una en Sevilla. Leyendo este libro, descubriréis muchas de las causas de su ascenso y también de su descenso al pozo de las drogas. Posiblemente, la dureza con la que se empleaban los contrarios dentro de la cancha y que, fuera de ella, era tratado como un dios, influyó de manera considerable en la caída del astro.

Antes de que esto ocurriera, Nicolás Cassaus, se empeñó en que Maradona fichara por el Barcelona porque después de insistir durante años que su amigo Josep Samitier era el mejor futbolista que había visto, tuvo que reconocer que aquel jovencito al que apodaban “El Pelusa” era, sin duda, único, un fenómeno, un futbolista mágico.

Vestido de azulgrana tuvo momentos memorables. Pero lejos del balón se estaba incubando una peste. Además de esto, enfermedades y lesiones impidieron que el romance fructificase y el divorcio entre el Barça presidido por Núñez, y Maradona terminó con una orden que el propio Núñez le dio a su vicepresidente, Joan Gaspart, el hombre encargado de negociar su paso al club celeste: “Esquilma al Nápoles”.

Los napolitanos le adoraron como a un dios bajado del cielo, aunque lo hiciera en helicóptero, puesto que de ese modo llegó al estadio de San Paolo. Durante siete años, Maradona hizo bailar a la pelota, pero sus momentos gloriosos sobre el césped se vieron teñidos con el maldito polvo blanco y las noches de escándalo y desenfreno en las que se mezclaban corrupción, drogas, alcohol, mafia y fútbol. A pesar de esto, en Nápoles se le amará para siempre.

Después de su detención por tenencia de drogas en Buenos Aires y de la sanción que le impedía jugar al fútbol escribió su epitafio europeo sobre el césped del Sánchez Pizjuán.

Al Sevilla F.C llegó sabiendo que a pesar de que desde los diez años había escuchado que era un dios en realidad era humano. Un hombre que amaba jugar a la pelota como nadie. Quizás por eso, el mejor recuerdo que dejó en Sevilla, con mucho, fue cuando atrapó un vaso de papel arrojado desde la grada y con un toque de prestidigitador hizo unos cuantos malabarismos, para la incredulidad del público y del resto de jugadores. Y es que, esa es la esencia del juego. Con cualquier cosita se hace un balón.

Jugar al fútbol también puede convertirse en una aventura. Como “LA AVENTURA DE MARADONA EN EUROPA” de John Ludden.

Y recordad que éste y todos los libros deportivos de los que hablamos en La Deporteca podéis encontrarlos en libreriadeportiva.com

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