FOTO: Regino Hernández, de rojo, entre Visintin y Baumgartner
No es el Hombre de Hielo, aunque se maneje perfectamente en la nieve dura. No es Coloso, aunque en cada competición se muestre más y más fuerte. Tampoco es Cíclope, aunque en su mirada se adivine una energía en aumento. Y aunque desde hace más de un año luzca barba en su rostro y fiereza en sus apariciones, no es Lobezno.El nuevo X Man se llama Regino Hernández.
Los X Games que se están celebrando esta semana en Aspen, Colorado, no son una competición oficial pero están considerados en el mundo de los deportes extremos como el evento más importante del año. A esta competición, que es seguida por millones de espectadores en todo el mundo, acuden los mejores deportistas del planeta previa invitación. Las invitaciones están sujetas al nivel demostrado por los deportistas durante el año y, por eso, el nivel es altísimo.
A los organizadores poco les importa que en Kreischberg se esté celebrando un Mundial de Snowboard porque saben que para cualquier deportista extremo, aparecer en los X Games es un impulso para su carrera.
Regino Hernández llevaba algún tiempo mereciendo ser invitado. La invitación llegó tras los buenos resultados conseguidos en las pruebas de la Copa del Mundo de la temporada pasada y en el inicio de ésta. Con el billete para los X Games en el bolsillo y con muchas esperanzas de estar en el pódium acudió Regino a los Mundiales de Kreischberg. Sus esperanzas no estaban sostenidas sólo con la ilusión sino también con el trabajo realizado en la pretemporada, posiblemente, la mejor desde que compite para la RFEDI.
A Kreischberg llegó, por extrañas circunstancias, -llamémoslas X-, sin sus tablas, así que en el Mundial tuvo que competir con la tabla de carreras de uno de sus compañeros. Imaginen que tienen que jugar una Final de la Champions con las botas de fútbol de un compañero. Pues eso es lo que ocurrió. A pesar de este inconveniente, Regino Hernández acabó el Mundial en la 9ª posición y con muy buenas sensaciones.
Ya con sus tablas, pero solo, sin el apoyo de su entrenador ni de sus compañeros, y sufragando por su cuenta los gastos del viaje -porque esta competición, al tratarse de un evento no oficial, no está contemplada en los presupuestos de los estamentos federativos-, se marchó a Estados Unidos.
En las clasificatorias del jueves 22 marcó el 20º tiempo de los 24 riders que competirían por las medallas al día siguiente. En su ronda de Cuartos pasó a Semifinales en una llegada apretadísima junto al austriaco Max Schairer y el estadounidense Nick Baumgartner, con los que ya había coincidido en el Mundial de Kreischberg. La Semifinal la completaban el italiano Omar Visintin, el finlandés Anton Lindfors y el estadounidense Alex Deibold.
En el primer tramo el austriaco tomó la delantera seguido por el italiano y, tras ellos, Regino. En la curva posterior a los dubbies Baumgartner se acercó a Regino tanto, que tuvieron que tomarla frente a frente hasta llegar a rozarse. El estadounidense salió de la curva por delante e hizo que Regino perdiera velocidad hasta el punto de ser alcanzado por Lindfors. Pero Regino evitó que le rebasaran aunque ya había perdido la opción de meterse en la gran Final. Había sido una carrera difícil. La alegría de Baumgartner tras dejar fuera a Regino así lo demostraba.
Pero en este deporte en el que por muchas circunstancias te quedas fuera de la Final, siempre queda la posibilidad de revancha en la Final de Consolación o Small Final. En esta ocasión el rider andaluz obtuvo el premio merecido porque entró en meta el 1º saludando a la cámara, feliz.
Regino Hernández terminó estos X Games en el puesto 7º de la Clasificación General demostrando que es capaz de medirse a los mejores y terminar el primero. Y, aunque tras su ingenua mirada de color azul mediterráneo aún se adivina a ese niño que probaba su tabla de freestyle en el snowpark de Sierra Nevada, en Aspen ha confirmado que ya se ha hecho todo un hombre. O, mejor dicho, todo un X Man.
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