Bádminton

A sus 20 años, Carolina Marín ya es historia de nuestro deporte. Desde hace dos días se había colado, por derecho y méritos propios, en esa ilustre posición de ser la primera medallista de nuestro país en unos Europeos absolutos de bádminton. Hoy, en la final de Kazan contra la danesa Anna Thea Madsen ha inscrito su nombre en tal libro de la historia, siendo precisos, con letras de oro.

 

Hasta la fecha, la onubense no había dado muestras de sucumbir ante la presión de llegar como cabeza de serie número uno del torneo. Su juego agresivo, su intensidad y fuerza se había convertido en determinación, golpes contundentes y juego arrollador sobre la pista. Con esas mismas características, ya  seña de identidad de la española, arrancaba el primer set de la gran final europea. Madsen, absolutamente desarbolada por ese poderío de Marín no encontraba su sitio en la cancha rusa. El estudio del juego de la danesa, que había vencido en jornadas precedentes a las también españoles …, parecía estar dando sus frutos. Con un resultado de 21-9, el primer set caía del lado hispano con una claridad que hacía presagiar una clara victoria nacional.

Sin embargo, aparecieron los nervios y la juventud para apoderarse de Carolina. El arranque del segundo set fue negativo en cuanto a sensaciones. Dominando 6-3 en tanteador, comenzó a cometer más errores no forzados de los debidos y acabó pagándolo, con justicia, con un cambio de tendencia en el partido y un buen trofeo para su rival. Madsen apareció en Kazan demostrando el porqué de su presencia en la final y se adueñó del ritmo de juego y del segundo set en liza. Con un …, la danesa llevó el partido al set definitivo.

Sin cambio de decorado, esto es: Marín desaparecida y Madsen dominando, arrancó la tercera manga. Olvidada la garra en un rincón de sus miedos, la española regresó al partido con una de esas acciones que pueden acabar hundiendo a muchos deportistas. El árbitro de la contienda le sacó cartulina amarilla y eso hizo saltar por los aires el colapso de la española. La rabia, canalizada a través del bádminton, es el arma más poderosa de Marín, una jugadora de carácter sobre la pista. De ese innegable corazón tiró Marín para entonarse en un partido que se le escapaba entre las manos y el resultado fue tan sorprendente como debería ser recordado en el futuro. Ya dominando por 8-6, habiendo dado la vuelta al marcador, la española encadenó 12 puntos consecutivos, aniquilando las esperanzas de la danesa Madsen, la víctima que se tragó la furia de Marín.  21 – 8 fue el resultado final.

Con esta victoria, celebrada junto a todo su equipo, y que, amén de convertirse en historia del bádminton nacional, dota al futuro de este deporte de gran optimismo de cara al futuro, Marín ratifica su posición en el ranking europeo, como mejor jugadora de la actualidad. Sin la raqueta tiene esa mirada bisoña que se suponen a sus 20 años. Golpeando el volante, si te la encuentras al otro lado de la pista, sus ojos muerden con la determinación de los campeones. Carolina Marin ya es campeona de Europa de badminton. Así se presenta ante el gran público del deporte español: como la reina que dejó de ser princesa.