Entrevistas

Carlota Martí @lotorapid

Me espera sentada en las gradas de la piscina. A su lado, el presidente del Club Natació Sabadell, Miquel Torres i Bernades. Subimos hasta el bar. Es su segunda casa. Con tres años empezó a nadar en la entidad. A los 15 debutó con el primer equipo y ahora con 23 quiere conseguir este fin de semana una nueva Copa de la Reina. Sería la número once para el club, la séptima consecutiva para un Sabadell que hace 100 partidos que no pierde en una competición nacional y que busca “ganarlo todo”. Copa, Liga, Champions y Supercopas. Miki Oca la llama la pantera –de Veracruz o negra-. Ella ríe, no le gusta demasiado, pero ya le encuentra la gracia. Con tres años lloraba al entrar en el agua. Ahora, hace uno de los trabajos más oscuros, defender a la boya rival. Cuando empezó “era muy mala” dice y, por compañía, no tenía a la más fea sino a tres palos y una red “Me ponían de portera y recuerdo que parar, paraba, pero cuando me tiraban a la derecha la paraba con la derecha y cuando me tiraban a la izquierda también iba con la derecha. Lo paraba todo con la misma mano, la izquierda no existía. Debieron pensar que no tenía estilo”.

 

Hoy viernes empieza la Copa de la Reina y, de nuevo, todo el mundo os da por favoritas a vosotras, a las del Sabadell.

A día de hoy, con los resultados que estamos haciendo en liga es bastante factible que la ganemos pero, a pesar de eso, nosotras también entrenamos mucho cada día y en ningún momento queremos menospreciar a ningún equipo. Hay algunos muy jóvenes, como el Rubí, nuestro primer rival. Quizás al inicio de liga no se apostaba mucho por ellas y, ahora, están dando sorpresas. Es cierto que somos favoritas y queremos ganar la Copa pero los partidos hay que jugarlos y ganarlos.

¿Qué es lo mejor que tiene el Rubí?

Sobre todo eso, que es un equipo joven. Por ejemplo, nosotras, con la selección, también somos un equipo joven y cuando te encuentras en esta situación empiezas con mucha ilusión y ganas y cuando consigues un resultado bueno te da mucha moral. De hecho, además, tienen un par de jugadoras como Bea Ortiz o Irene González que han entrado en algunas convocatorias o preselecciones. Le ponen muchas ganas, son muy luchadoras.

¿Y cómo ves al resto de equipos y emparejamientos?

En general, para mi gusto, son bastante luchadores todos los equipos. A veces, nos encontramos algunos que cuando ven que pierden 10-0 se dejan ir y, en general, todos los que compiten en Copa son bastante luchadores. No te ponen las cosas fáciles. El cruce que creo que estará más igualado es el de Terrassa-Mediterrani. Será guay de ver. En los otros quizás hay más diferencias pero, igualmente, nunca se sabe, en la Copa la sorpresa está garantizada.

Pero la final esperada sería un Sabadell – Mataró, ¿no?

Hasta hace poco todo el mundo daba por seguro que en Liga el Sabadell sería el primero, el Mataró segundo y después Sant Andreu y Medi, pero sin ir más lejos, el otro día, el Terrassa empató con el Sant Andreu, el Sant Andreu ganó también al Mataró… se están dando resultados que no eran los esperados y se puede repetir en Copa. Es bueno para la competición que pasen cosas así.

¿En liga hay más igualdad, en general, que en temporadas anteriores?

Creo que un poco más sí. Otros años quizás había mucha más diferencia entre primero y segundo y segundo y cuarto y, este año, hay resultados que, los miramos y nos sorprendemos. A veces no te lo esperas y, ya te digo, están subiendo equipos como el Rubí que son muy luchadores y que pueden dar la sorpresa en cualquier momento.

¿Pero es sano que siga habiendo tanta distancia entre vosotras y el resto?

Yo cogí hace unos años la época en la que jugaba el Ondarreta de Madrid y recuerdo que estábamos Sabadell, Ondarreta y Medi allá arriba y cuando llegaban esos partidos eran a muerte porque quizás perdíamos, quizás ganábamos. A día de hoy, a pesar de esta diferencia nosotras entrenamos mucho, hacemos doble sesión cada día y no por eso nos hacen entrenos fáciles, se entrena para ganar también. Claro, la pena es que la gente cuando ve que quedas 20-2 no le pone tantas ganas a la hora de venirte a ver, les da más palo. Y se entiende. Si fuera más igualado, habría más emoción y se acercaría más gente.

Que no nos marquen ningún gol, hacer veinte goles… ¿Os proponéis este tipo de retos en los partidos?

Sí, Nani nos pone retos porque a veces, por mucho que quieras ir al 100%, es un poco complicado concentrarte si ves que ya vas ganando de tanto. Nani nos comentó, por ejemplo, que si conseguíamos acabar un partido sin encajar ningún gol, que es muy complicado, nos daría un día entero de fiesta. Y sales a muerte. Es una manera de ponerte algún punto para luchar en todo momento, que no es que no luchemos pero sí que a veces te relajas.

¿De dónde sacáis la motivación para venir a tope a cada entreno, a cada doble sesión… cuando después veis que el sábado ganáis con relativa facilidad?

Cuesta mucho pero Nani también es comprensivo en ese sentido. Hay semanas muy duras en las que, quizás, intenta hacernos un entrenamiento un poco más relajado. Pero sí que es verdad que él plantea los entrenos mirando más a la Copa de Europa que a los partidos de liga. Normalmente los entrenamientos son en subida, cada vez más exigentes, y cuando llega un partido importante es cuando haces la bajada pero, claro, a lo mejor, pasan muchas semanas hasta que llega ese partido importante, ese partido de Copa de Europa y estás muchas semanas entrenando a un nivel muy alto. Es duro seguir, pero también te planteas que quieres llegar a tope a esa competición.

Para entrenar también hay días en los que jugáis contra un equipo masculino, ¿no?

Es muy diferente el nivel que hay a nivel internacional que el que hay en nacional. Pero no sólo porque los resultados son los que son sino por la forma física de las rivales, que no es la misma que las de nuestras rivales de aquí ni tampoco la misma que la nuestra. ¡Son el doble que nosotras! En estos partidos con los chicos Nani siempre nos pide que intentemos hacer un tipo de jugada, un gol o evitar que alguno de ellos nos marque. Al final, son jugadas que si somos capaces de hacerlas contra ellos, seguro que en un partido internacional también las podremos repetir, porque por muy grandes que sean ellas, la fuerza de un hombre es mucho mayor. A veces, nos meten palizas, eso siempre al principio de liga, pero a medida que avanza la competición nos vamos igualando bastante con ellos.

En diciembre ganasteis la Supercopa de Europa que era el único título que os faltaba como club. ¿Esta temporada el objetivo es volver a ganarlo todo?

Sí, el objetivo que nos marcamos, visto lo visto, es ganarlo todo. La supercopa era un título que nos faltaba y queríamos ganarlo. Como deportista te marcas objetivos a corto y a largo plazo y con el Sabadell siempre es ganarlo todo. Este año intentaremos hacerlo de nuevo. Lógicamente no será nada fácil porque una Copa de Europa es bastante complicado ganarla y, claro, a la Supercopa para llegar a jugarla, primero tienes que haber ganado esa Copa de Europa. Pero vamos a por todas, a ganarlo todo.

¿Qué pasaría si perdieseis un partido de liga o de Copa de la Reina? ¿Te lo imaginas?

A día de hoy, con los resultados que estamos haciendo, tenemos un equipo que si perdiéramos, Nani, no sé, (ríe) sería una bronca histórica. Sería bastante anormal pero bueno, tampoco nos hemos de creer invencibles, porque también puede pasar y algún equipo, por carácter o por lo que sea, te puede llegar a ganar.

Desde los tres años estás en el Sabadell ¿Qué significa para ti este club?

Es como mi casa, o mi segunda casa. He estado desde los tres años haciendo cursillos, con diez años o así empecé a hacer waterpolo. Y claro, he estado aquí, entrenando desde pequeña, entré también en el Santa Clara que es la escuela del club… Lo he hecho todo aquí.

¿Recuerdas la primera vez que jugaste a waterpolo?

Cuando empecé, con diez años, siempre digo que era muy mala jugando a waterpolo. Además, cuando tenía 3 años, no me gustaba nada el agua, pero nada, lo pasaba muy mal y mi madre me obligaba casi a tirarme mientras yo lloraba. Siempre me lo recuerdan, y es de agradecer que insistieran porque si no hubiera sido por mis padres no estaría aquí viviendo todo esto.

¿Tu hermano también jugaba?

Sí, y creo que por eso empecé yo. Él era un ejemplo para mí, tiene cinco años más que yo y cuando me dieron a escoger ya fui para esto porque, además, lo veía más divertido, siempre me han gustado los deportes de equipo.

¿Y los primeros partidos cómo fueron?

Recuerdo siempre uno de Copa de Europa. Yo era muy peque y había muchas que estaban lesionadas. Jugábamos contra unas alemanas creo. Eran cuatro veces nosotras. Yo normalmente no jugaba de titular ni nada, jugaba pocos minutos, y el entrenador, de repente, en la charla me dijo que jugaba. Creo que cuando no empiezas de titular estás más relajada y cuando oí: “Hoy empiezas tú Mati” se me giró el mundo, pensé “¿Cómo, cómo? ¡Qué no, qué no!” Pero, nada, luego me dije a mí misma que para adelante, con ganas y fue muy guay.

¿Siempre has sido defensora de boya?

Me acuerdo que cuando empecé me ponían de portera porque si ven que eres larga de brazos o de piernas te ponen en posiciones que ya sean más tirando a eso. Y recuerdo que paraba, porque pelotas paraba, pero cuando me tiraban a la derecha la paraba con la derecha y cuando me tiraban a la izquierda también iba con la derecha. Lo paraba todo con la misma mano, la izquierda no existía. Debieron pensar que no tenía estilo para parar (ríe). Y me pusieron de defensora de boya y desde entonces.

¿Te gusta?

Es un trabajo oscuro porque en todos los deportes, no sólo en el waterpolo, los defensas se ven menos. Los que marcan los goles son los atacantes pero, para mí, a día de hoy, robar una pelota a una boya me gratifica muchísimo. Sí que, a veces, tienes momentos que es muy cansado porque estás en contacto todo el rato con otra persona y es muy sacrificado y pegan mucho, pero siempre me ha gustado bastante.

¿Cuesta mantener la cabeza fría?

Siempre me dicen que dentro del agua soy capaz de calmarme bastante. Recuerdo el último partido de Copa de Europa ante Olympiacos, por ejemplo, en el que me pegué bastante porque la boya de ellas pega mucho. Yo siempre digo que yo no pego, cojo y cosas así pero eso forma parte del waterpolo pero, claro, si me empiezan a pegar aguanto una pero la siguiente ya no. Me iba diciendo: “Respira Mati, respira, aguanta lo que te echen”. Salí del partido pensando que realmente tengo una capacidad para contenerme…

¿Estudias mucho a las rivales?

En ese sentido te ayudan mucho los entrenadores. Nos dicen como se gira, si más por la derecha o por la izquierda, pero hay muchas que ya las conoces de encontrártelas. En los mundiales junior ya jugabas contra ellas y ahora te las sigues encontrando. Hay algunas que dices: “¿No se retirará nunca o qué?”.

Después de un partido ¿estás destrozada?

Físicamente mucho. En los partidos en los que hay tensión siempre acabas cansada, te gusta mucho jugarlos pero, por ejemplo, el del otro día ante Olympiacos acabé totalmente destrozada, como si me hubieran pegado una paliza. Es que parecía que saliera de un combate de boxeo y no de un partido de waterpolo. Al llegar a la cena estábamos todas las del equipo cómo decaídas a pesar de haber ganado.

¿En los entrenamientos también llegáis tan al límite, también acabáis tan cansadas?

Es un deporte muy sacrificado el waterpolo pero, bueno, como muchos otros. Cuando eres deportista de élite y sabes que esto, al final, es tu profesión, has de dar el 100% pero hay días que en los que no puedes, son esos días en los que le decimos a Nani que no podemos más. Ahora, por ejemplo, estamos haciendo unos entrenamientos nuevos, de paleo que se le llama. Consiste en hacer quince planchas, tirarte a nadar 25, sales, 15 saltos, te tiras y así 400 metros y no sé cuantos más y sales y cuando acabas, realmente, te sientes realizada y dices “¡ole yo!” Pero hay momentos en que tienes ganas de llorar, sientes que no puedes más, que no te tiran los brazos pero tu mente te dice “¡puedes, puedes, puedes!”.

El aspecto mental es muy importante.

Yo me lo noto. Cuando tienes un mal día o no vienes predispuesta a estar tan receptiva y demás te lo notas que vas nadando y te vas diciendo a ti misma que no puedes.  Es entonces, por eso, cuando has de ser fuerte. Creo que aquí es donde se ve que eres un gran deportista, cuando intentas cambiar el chip y lo consigues. Dices, vale, los brazos no me tiran pero sé que puedo y, avanzas.

¿El oro del mundial lo ves lejos ya?

Por las redes sociales mucha gente te lo recuerda y ves fotos del momento pero es que pienso en los Juegos y, joder, es que ya me parece que ha pasado mucho tiempo, y con el Mundial lo mismo, y en realidad no es así pero tengo la sensación que ya estamos casi en verano otra vez. Ya tenemos la cabeza puesta en el Europeo, ya hemos dejado atrás ese pensamiento y miramos ya al siguiente objetivo porque lo que queremos es ganar siempre.

¿Las guardas en algún sitio especial las medallas?

No (ríe), siempre digo que somos muy despiste las del waterpolo. Están en un cajón, las dos allá, no las tenemos en ningún sitio especial.

¿Has vuelto por la Picornell o por Montjuïc?

Sí. La verdad es que incluso ahora lo recuerdo y se me pone la piel de gallina. Un día, pasamos con el coche con Jenni por delante del hotel en el que estábamos y ya fue increíble porque en seguida te acuerdas de los días que pasamos ahí. Se te pone la piel de gallina al pensar que pasamos tres semanas super especiales, por la experiencia, por los momentos, en el comedor, en la piscina… y al pasar por delante de la Picornell, buah, fue espectacular porque te acuerdas que estaba llena de todo de gente que estaba ahí con nosotras, animándonos. Muy guay.

¿Y a Londres has podido ir?

No he vuelto pero me gustaría. Creo que allí el día que vuelva sí que será, buf, es que lo ves muy diferente. Incluso cuando estás en competición. Mis padres, que vinieron a vernos, me decían “es que nosotros, lo que hemos vivido desde fuera, impresionante!” Y claro yo les decía “¡pues yo lo he vivido desde dentro y buah!” Cuando deje el waterpolo me gustaría mucho ir a ver unos Juegos. Al estar ahí, jugando, es muy diferente de cuando lo vives estando fuera pero creo que de las dos maneras ha de ser muy especial. Lógicamente yo la mía no lo cambiaria por nada porque si eres deportista es lo que quieres pero desde fuera también ha de ser guay.

¿La medalla de Londres os cambió mucho como selección?

Creo que todo empieza con la Kirishi Cup que fue cuando quedamos primeras. Veníamos de un mundial en Shangai en el que quedamos onceavas y fue desastroso y ese momento de la Kirishi fue un poco la clave para decir “¡Podemos confiar en nosotras, somos buenas!” Llegar a unos juegos y ganar una medalla es como… no nos lo creíamos. O sea, todo el mundo nos decía “es que no os lo creéis” y realmente no lo hacíamos. Creo que hasta que no pasa el tiempo, no ves realmente lo que has hecho, no eres consciente de lo que ha significado para el waterpolo ¡Es que fuimos el primer equipo de waterpolo femenino en unos Juegos! Nos lo dicen mucho que cuando pasen los años y veamos que nuestros nombres fueron los primeros que llegaron será como ¡buah!

Primeras en ir a unos Juegos, primeras en conseguir una plata, primeras en ser oro en un Mundial y, con el Sabadell, primeras también en conseguir una Copa de Europa o una Supercopa de Europa… ¡Sois las primeras en todo!

Sí, somos un grupo que hemos sido las primeras en llegar a muchos sitios. Gratifica mucho.

Se dice mucho que cuando pasa el tiempo se es más consciente de los éxitos ¿Todavía no ha llegado, pues, ese momento en el que vosotras os hagáis realmente a la idea de todo lo conseguido?

Yo creo que no, todavía no. Aún nos cuesta bastante porque tuvimos la plata en los Juegos, después mucha gente nos puso la presión de a ver que hacíamos en el Mundial y, llegamos al Mundial, y conseguimos el oro. Es que ha sido como un círculo de ganar cosas que ha ido muy rápido. No por eso te crees que seas mejor ni mucho menos, porque nosotras somos conscientes que todo lo que hemos conseguido lo hemos conseguido con mucho esfuerzo y si queremos seguir ganando, hemos de seguir igual porque en un día lo puedes perder todo. Quizás ahora, por esto de las redes sociales o de los actos a los que te invitan ves que algo ha cambiado, que es un poco diferente a como era antes pero, bueno, creo que todavía pasará tiempo hasta que digamos ¡ostras hemos conseguido todo esto!

¿Por qué se produce ese cambio entre Shangai y la Kirishi?

Creo que Shangai para nosotras fue el peor momento con Miki, el peor de todos. Pienso que el hecho de que entonces Miki no se diera por vencido, que siguiera con el mismo método, me dio confianza. Muchas veces, cuando llegas a este punto de perder así desconfías del entrenador, de ti misma… yo salí de Shangai diciendo “es que no sé defender” y nunca en la vida me había pasado eso, ¡nunca! Incluso en el primer partido que te he explicado delante de las alemanas, yo era peque pero pensaba “¡Qué va, a mi ésta no me hace ningún gol, conmigo no puede!” En cambio, en Shangai, no confiaba ni en mí misma. Pero ver que Miki seguía creyendo en su método supongo que ayudó a que nos diéramos cuenta que teníamos que luchar y seguir adelante y no pensar que por lo que había pasado ya fuéramos a perderlo todo. Es la frase que siempre dicen: “No es importante caerse sino volver a levantarse”. Pues eso es lo que conseguimos nosotras.

¿Cuesta mucho levantarse?

A veces, cuesta mucho. Llegas muy quemada, pero esa es la mentalidad del deportista de por muy en el fondo que estés intentar salir y volver para arriba. En esa época mucha gente nos decía “no sois malas ¿Tú eres mala? ¿Has sido mala alguna vez?” y, claro, la respuesta era que no; si es que jugar ya sabía jugar, ya sabía lo que era hacer las cosas bien. Y es ahí cuando te dabas cuenta que por tener un momento malo no tenía porque ser así de por vida. Al contrario, has de pensar en positivo y apoyarte mucho en tu equipo y en la gente de fuera.

Cuando se habla de vosotras se os describe como un grupo muy unido, con mucha confianza, con ambición, con ilusión, ganas de ganar… ¿sois así?

Yo viví la época en la que no éramos un equipo, en la que fuera del agua no estábamos así de unidas y eso se ve reflejado en el agua porque no te ayudas igual. Con esta sele tuvimos momentos muy malos como el de Shangai pero éramos un equipo muy fuerte fuera del agua. Recuerdo llorar un día allí en la habitación y tener a cinco jugadoras a mi alrededor animándome, diciéndome “¡Mati que no! ¡Qué eres buena!” y con Laura Ester, que no jugaba, igual, todas a su lado. Lógicamente no te llevas igual de bien con todas pero con el 80% de la selección sí y cuando te ves con tantos ánimos fuera del agua dentro se nota.

¡Me parece que Miki te llama pantera! ¿Te gusta?

(Ríe) No me gusta demasiado. Es que un día se iluminó y me dijo que parecía una pantera cuando saltaba y a partir de ahí se quedó. Encima me llamaba la pantera de Veracruz porque como nací allá… y ya le dije que por favor no me llamara de esa manera (ríe). Y salió un poco a la luz porque un periodista, en el Mundial, me venía a hacer una entrevista pero antes le entrevistó a él para preguntarle un poco por mí y cuando se me acercó, me preguntó “Oye ¿y esto de que te llaman la pantera?” (Ríe) En ese momento quería matar a Miki pero ahora ya me he acostumbrado, me hace hasta gracia. Me digo a mí misma que tengo que sacar lo positivo de esto y mira si me lo dice porque salto mucho… también me llamaba la pantera negra porque en verano me pongo muy morena, pero vamos que lo deje ahí (ríe).

Y el grito de guerreras lo creasteis las propias jugadoras, ¿no?

Es muy gracioso Miki porque le gusta mucho usar métodos en plan psicológicos, para hacer equipo y por eso creo que, también, nos llevamos muy bien todas. Él consiguió que hiciéramos un bloque realmente. Y, en una de éstas, cuando llegó, además del cambio general que propició, nos comentó que quería que usáramos un grito que no se hubiera utilizado antes. Nos pidió que viniéramos todas con un grito de guerra o unas ideas o lo que fuera en un papel. Y estábamos en la piscina descubierta y todas fuimos diciendo lo que habíamos escrito y de las palabras o ideas que más sonaron salió lo de guerreras que, al final, es bastante guay.

Estás acabando periodismo. No sé si te imaginabas al empezar la carrera que en vez de hacer entrevistas ¡las darías!

Es curioso porque voy a clase y hacer, hago pocas, y pienso, es que estoy más acostumbrada a que me hagan que no a hacerlas yo. De hecho, la gente me dice que tengo facilidad de palabra, y yo incluso les digo que prefiero contestar que hacer las preguntas, porque al hacerla me pongo más nerviosa y contestando pues es algo mío que ya sé explicar.

¡Y este verano te hicieron un homenaje en Veracruz!

Hacía mucho tiempo que no iba. Desde los quince años. Mis padres son muy familiares y querían que, si íbamos, fuéramos todos. Decidí regalarle a mi madre el viaje y fuimos para allá mi padre y yo, mi hermano no pudo, y estuvimos diez días. Cuando llegué, después de un viaje que fue larguísimo, me encontré con toda la familia de mi madre que está ahí, una pancarta, las vecinas y con mariachis ¡Imagínate, después de cómo 24 horas viajando! Y nos íbamos a poner a desayunar pero nos tuvimos que poner en marcha corriendo porque me habían preparado un recibimiento en Veracruz. Llegué tarde y había como 25 o 30 periodistas que, al verme, me pidieron que les explicara un poco como había sido mi vida. Pero estuvo bien, me regalaron también un chándal oficial, me enseñaron las piscinas. Es de agradecer que te hagan algo así, en el sitio en el que nací, donde está toda la familia de mi madre… Realmente me siento más española porque he vivido toda la vida aquí menos un año, he competido con la selección… pero me recibieron muy bien, se volcaron mucho, estuvo muy guay y, claro, a mi abuela se la veía toda feliz.

 

La Copa de la Reina 2013-14 se empieza a disputar estar tarde en Sabadell con los cuartos de final:

Q1. 15h. Madrid Moscardó - Sant Andreu

Q2. 17h. Hospitalet – Mataró La Sirena

Q3. 19h. CN Sabadell Astralpool – CN Rubí

Q4. 20:45h. CN Terrassa - CE Mediterrani